Bueno, pues hoy leo este artículo en El Mundo, de Miguel A. Criado, que me gustaría copiar aquí para que todos podais leer y seguir cómo acaba el juicio que Paco Rivière va a comenzar para defender su derecho como consumidor primero, y su derecho a no estar obligado a pagar lo que no usa porque a cierta compañía norteamericana le salga de los... mismísimos. Viendo estos casos, veis por qué Microsoft tiene TANTO dinero y por qué Bill Gates es el hombre más rico del mundo.
¿Moraleja? Cuando compreis un equipo nuevo, si no quereis la licencia, no lo compreis, y aunque sea muy dificil, intentar buscar una tienda en donde os den derecho a devolución del importe de la licencia que no aceptais o os vendan el equipo direectamente sin ningún sistema operativo instalado. Dell ya vende en EEUU equipos con Ubuntu cuando no se desea una licencia de Windows. Si nadie compra en las tiendas equipos con Windows 'impuesto', dejarán de obligarnos a comprarlo y entrarán por el aro; El que quiera Windows, que lo compre, y el que no, que no lo compre. Eso señores, es LIBERTAD y lo demás son simplemente monopolios impuestos.Miguel A. Criado en El Mundo escribió:MADRID.- A veces es difícil cumplir con la ley. Paco Rivière, profesor de instituto, consultor de Nuevas Tecnologías y formador en TIC del departamento de Educación de la Generalitat catalana, lleva casi dos años intentando devolver el sistema Windows XP que venía en su nuevo ordenador tal y como le obliga la licencia del programa. Ha llamado a todas las puertas para conseguir que le reembolsen el dinero a cambio. La última puerta es la del juzgado.
En la tarde del 28 de junio de 2005, Rivière fue al establecimiento que la cadena PC City tiene en Badalona. Su idea era comprar un portátil con alguna distribución GNU/Linux como sistema operativo. Pero le dicen que no tienen. Pregunta entonces por algún equipo que venga sin software, que ya él se encargará de instalarle uno, pero tampoco. Todos los ordenadores de la tienda traen algún producto de la familia Windows preinstalado. No quedándole más remedio, se compra un Samsung X05.
Una vez en casa, lee la licencia de uso de su Windows. "Al instalar, copiar o de otra manera utilizar el producto usted queda obligado por los términos del presente CLUF. Si no acepta, no instale ni use el producto; devuélvalo al lugar donde lo adquirió para los efectos de obtener un reembolso total del importe pagado", se afirma en su primer párrafo.
Dispuesto a recuperar su dinero por un producto que no va a usar, al día siguiente llama a Samsung, fabricante de su equipo. "He comprado un ordenador portátil Samsung X05 que viene con un sistema operativo preinstalado. La licencia dice que tengo 30 días para aceptar las condiciones o destruir todas las copias del sistema operativo y devolver los discos originales al fabricante, y este es justamente el motivo de mi llamada", cuenta. Quien le atiende asegura que aquello es imposible. "Usted ya podía saber que venía con Windows y tenemos 17 modelos del X05 con diferentes configuraciones de hardware, debería saber lo que compraba", le añaden. ¿Alguna con otro sistema operativo que no sea Windows?, pregunta entonces. "Sólo Windows XP, las opciones son de hardware, no del sistema", le aclaran.
La práctica totalidad de los ordenadores portátiles de los grandes fabricantes destinados al usuario doméstico que se venden en España vienen invariablemente con alguno de los sistemas de Microsoft preinstalado. De hecho, el simple anuncio de Dell de que venderá tres de sus modelos con una distribución Linux preinstalada se ha convertido en portada de todos los medios tecnológicos. Pero eso será en Estados Unidos. En España aún no tienen planes de hacer algo similar aunque lo están estudiando.
Tras colgar el teléfono, Rivière envía un correo en catalán al servicio de atención al cliente de la firma coreana al que le responden que vuelva a mandarlo en castellano, lo que hace un día después. "Estimado cliente, el sistema operativo viene incluido con la compra del portátil y por lo tanto no hay opción de devolución de éste", le responden escuetamente. Rivière decide reclamar. Pone una denuncia ante el departamento de Consumo de la Generalitat, con copia al ministerio de Industria y a la Comisión Europea. Pero en la administración le dicen que se dirija al juzgado. Pasados unos días, recibe un nuevo correo de Samsung avisándole de que estudiarán su caso.